Hace unas semanas os contábamos en qué consistían dos de los métodos de liposucción más extendidos y aclamados entre los pacientes: el lipolyx y el LAL. En esta ocasión, volvemos a abordar la eliminación del exceso de tejido adiposo contándoos de qué se trata el sistema Aqualix.
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¿Qué es el Aqualix?
El Aqualix consiste en una solución líquida de base gelatinosa, almacenada en pequeños botellines cuyo contenido debe inyectarse en el cuerpo del paciente.
El contenido del que está formado el Aqualix resulta biocompatible con el cuerpo humano, ya que su composición lo convierte en un ácido presente en el organismo. Esto hace que el cuerpo pueda reabsorberlo, asimilarlo. De tal forma que el resultado es la eliminación de la grasa localizada, la de las zonas donde la solución ha sido inyectada.
Cabe decir, no obstante, que el Aqualix no responde a un tratamiento de adelgazamiento como tal, destinado a tratar la obesidad o el sobrepeso. Este método se aconseja para eliminar, única y excepcionalmente, los cúmulos de grasa localizados.
De hecho, las zonas corporales sobre las que más comúnmente se realiza el Aqualix son el abdomen, las caderas, los muslos, las rodillas y los brazos. Todas ellas, zonas en las que más pacientes acumulan tejido adiposo.
¿Cómo destruye la grasa el Aqualix?
El Aqualix responde a los ya conocidos métodos combinados, los cuales, como puede suponerse, combina dos métodos de intervención. En este caso, los dos métodos son la inyección de la solución y la consecuente aplicación de ultrasonidos de baja frecuencia sobre la dermis de la zona elegida.
La inyección del Aqualix se realiza mediante un único pinchazo con una aguja extra fina, la cual es aplicada sobre el tejido adiposo directamente. Su acción sobre la grasa localizada tiene como base la solución gelatinosa inyectada con una aguja muy fina, de forma profunda en la piel.
Gracias a esta tipología de inyección, el contenido líquido se expande completamente abarcando toda la zona elegida, destruyendo los adipocitos sin problemas, sin ser agresivo con el paciente y sin requerir quirófano.
De hecho, los adipocitos son destruidos gracias a la acción y a la forma en la que es inyectada la solución gelatinosa del Aqualix. Es decir, el líquido permite que los adipocitos se liquen, dejando que el tejido adiposo se elimine de forma natural por el sistema linfático.
¿Cuántas sesiones se requieren de Aqualix?
La respuesta para esta pregunta no es definitiva ni única. Cada cuerpo es un mundo, por ello el tiempo de duración del tratamiento va a depender de cada paciente y de las recomendaciones del médico practicante.
No obstante, lo más común suele ser un tratamiento de, como mínimo, 3 sesiones a intervalos de 3 a 4 semanas. Los resultados ya empiezan a notarse a partir de la primera sesión, la cual dura unos 30 minutos, igual que el resto de intervenciones.
Lo más ventajoso de este método es que no requiere ni cirugía, ni anestesia ni postoperatorio. De hecho, la intervención se realiza de forma ambulatoria sin necesidad de ingreso. La única recomendación consiste en el uso de mallas de compresión durante las primeras 48 horas.
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