La timidez no es la única causante de que nos ruboricemos o, cómo decimos normalmente, “nos pongamos rojos”. Las causas de este continuo enrojecimiento facial pueden ser mucho más complejas y orgánicas de lo que nos pensamos.
De hecho, los problemas con el sistema circulatorio también pueden producir este tipo de reacciones corporales. Cuando este enrojecimiento se convierte en algo más común de lo normal y causa más molestas de lo que, a priori, puede parecer, se denomina cuperosis o eritosis.
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¿Qué es la cuperosis?
La cuperosis es una patología facial que afecta a los vasos capilares más finos del rostro. Se encuentra directamente conectada a los problemas de microcirculación que pueden tener o ir desarrollando hombres y mujeres.
Las personas que padecen este tipo de alteración no tienen por qué tener un tipo de piel específico, pero sí unos hábitos alimenticios y de vida que favorecen la aparición. En concreto, las personas fumadoras, sometidas a estrés, con trastornos digestivos y que consumen alcohol y café con abundancia.
Otras causas o detonantes de la cuperosis son el tratamiento prolongado con corticoides externos y la exposición excesiva a los rayos del sol. Asimismo, los factores hereditarios y el envejecimiento también pueden provocar que la piel desarrolle rojeces hasta entonces inexistentes.
Síntomas de la cuperosis
La cuperosis, como cualquier otra patología facial o corporal, posee una serie de síntomas que alertan de su aparición. A continuación, os dejamos los más comunes y evidentes:
- Aparición de vasos sanguíneos superficiales dilatados y visibles a modo de tela de araña en la zona de las mejillas faciales. Este proceso se denomina, según los profesionales sanitarios, telangiectasia.
- Rojeces temporales que suelen aparecer en situaciones puntuales.
- Rojeces poco llamativas, pero permanentes y habitualmente localizadas en las mejillas. Este proceso se denomina eritrosis.
- Una complicación de la eritosis puede derivar en rosácea, el proceso que se caracteriza por un marcaje intenso de los capilares sanguíneos del rostro.
- La rosácea puede derivar en inflamatoria, caracterizada por la presencia de unos granos rojos inflamados y a veces infectados.
Ya hemos comentado las causas con anterioridad, pero a nivel general las personas con cuperosis poseen una piel con vasos sanguíneos muy sensibles y frágiles. Esto, sumado al resto de causas, provoca que sean más susceptibles a sufrir dilataciones, inflamación y otros.
Prevención y tratamiento de la cuperosis
La cuperosis tiene tratamiento, por supuesto. La gran mayoría de pacientes actuales se dirigen a clínicas estéticas bien sea para solicitar asesoramiento de acción, bien para tratar sus arañas vasculares.
Esto ha llevado a que cada vez más profesionales del sector se especialicen en este tipo de tratamientos y la industria ofrezca productos cada vez más delicados con la piel y especializados en cuperosis.
No obstante, antes vamos a indicar unas pautas de prevención y así poder evitar las molestias estéticas y orgánicas de las arañas vasculares que la cuperosis provoca.
Prevención
- Evitar los cambios bruscos de temperatura
- Aplicar sobre la piel cremas hidratantes y productos tonificantes con protección para agresiones y desequilibrios causados por el clima
- Evitar la exposición directa, prolongada y habitual a temperaturas extremas de calor como chimeneas, fogones o calefactores
- Aplicar protector solar incluso en invierno, sobre todo si se practica esquí
- Lavar el rostro con productos poco agresivos evitando los peelings químicos, exfoliantes artificiales y jabones demasiado agresivos
- Llevar una vida tranquila y sin demasiado estrés o situaciones estresantes
- No consumir alcohol ni productos procesados de forma habitual
- No fumar
Tratamiento
Tratamiento con principios activos:
- Bisabolol, caléndula, ginkgo biloba, alginato y otros productos naturales con propiedades antiinflamatorias, antiirritantes y calmantes.
- Panax ginseng, arándanos, té, vid roja y otros productos naturales con propiedades astringentes y venotónicos.
Tratamiento estético:
- Tratamiento con láser: la oxihemoglobina, presente en la piel, es captada por el láser, lesionando el endotelio pero sin dañar los tejidos capilares. De esta manera el vaso sanguíneo irritado se ve algo dañado por el láser, hecho que produce una reabsorción natural por parte del organismo haciendo que desaparezca la araña vascular.
- Esclerosis: este tratamiento tiene un efecto más directo sobre los capilares de la nariz y mejillas. Su proceso consiste en inyectar unos productos esclerosantes directamente sobre las áreas afectadas, produciendo un cierre del capilar afectado y la consecuente desaparición del color rojo de irritación.
- Electrocoagulación: el profesional infiere una corriente eléctrica coagular leve sobre los vasos sanguíneos capilares afectados. De esta manera, la irritación disminuye y la araña vascular desaparece.
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