Como ya comentábamos hace unos días, la liposucción sigue siendo uno de los tratamientos más demandados en las consultas de cirugía estética. Si bien también es cierto que no todo el mundo puede someterse a él de la misma manera, muchos profesionales lo aconsejan en algunos casos.
Para llevar a cabo una intervención de cirugía liporeductora existen muchos métodos. Cada uno de ellos consta de distintos del anterior por su metodología empleada, su coste y los resultados que ofrecen.
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Lipolyx, liposucción sin cirugía
Los métodos de liposucción más demandados, no sólo por los pacientes también por los especialistas, son aquellos que no requieren cirugía invasiva.
En otros artículos del blog de Todoestetica hemos hablado de la LAL, Liposucción Asistida por Láser, muy positiva y beneficiosa. En este caso nos centramos en el Lipolyx, otro método también enfocado a las intervenciones sin cirugía pero con algunas diferencias que cabe destacar.
¿Qué es el Lipolyx?
El Lipolyx consiste en una intervención de liposucción sin cirugía, en la que se combina la intralipoterapia mediante cavitación. Antes de seguir, vamos a ver qué son cada uno de estos conceptos:
¿Qué es la Intralipoterapia?
Este proceso quirúrgico consiste en la introducción, mediante inyección subcutánea, de un líquido (ácido desoxicólico) en las zonas con acumulación de tejido adiposo. Este líquido ayuda a que la grasa se vuelva más líquida y más fácil de extraer.
¿Qué es la Cavitación?
Éste consiste en un tratamiento de medicina estética en el que se aplican ultrasonidos en las zonas con contenido adiposo excesivo y, así, eliminarlo.
El objetivo del Lipolyx consiste en eliminar esa grasa rebelde y localizada, que no desaparece pese a las dietas y al ejercicio físico. Todo ello de forma poco o nada agresiva con el paciente y sin requerir un postoperatorio muy estricto.
Las zonas que más comúnmente se intervienen con Lipolyx son los muslos, las caderas, los glúteos, el abdomen y los brazos.
¿Cuántas sesiones de Lipolyx necesito?
Cada cuerpo y cada paciente tiene sus propias necesidades orgánicas, haciendo que su cuerpo funcione de una determinada manera. Por ello, generalizar y aplicar un número de sesiones estándar para todos los que se desean someter al Lipolyx resulta poco práctico y responsable.
El número de sesiones irá variando en función tanto del paciente como de la zona y la cantidad de tejido graso a extraer. Eso sí, el baremo va de las 3 mínimas hasta las 6 máximas. Con este número sí que se pueden notar los resultados.
Todo ello debe ir acompañado de una alimentación sana y equilibrada, así como de una pauta de ejercicios que el paciente debe realizar de forma habitual. No estamos hablando de un plan de adelgazamiento, al menos no para las personas sanas y con un peso adecuado pero con acumulaciones de grasa concretas.
Para estas personas, sus hábitos deben corresponderse con sus objetivos. Es decir, deben tener en cuenta que la liposucción con Lipolyx o cualquier otra, no hará que esa ausencia de grasa se mantenga en el tiempo sin unos hábitos de vida adecuados.
En el caso de los pacientes con exceso de peso y volumen, este requerimiento se hace aún más imprescindible. De hecho, muchos profesionales de la cirugía estética les pautan una dieta de adelgazamiento y una reeducación alimentaria previas a la intervención.
De esta manera, el paciente gana en salud y el profesional se asegura de que la intervención tendrá éxito, que no será necesario volver a hacer pasar por quirófano a la persona intervenida. Sin dejar de lado que los resultados obtenidos serán aún mucho mejores.
En definitiva, el Lipolyx resulta muy práctico y útil a nivel médico, pues proporciona una intervención nada agresiva para los pacientes. Y también en casos poco extremos, en personas en las que su peso es el adecuado pero desean acabar con las acumulaciones de grasa en zonas concretas.
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