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A pesar de tener un tamaño no excesivamente grande, suponen un gran problema estético, ya que por su posición, entre la mejilla y el tercio inferior del rostro, engordan el rostro y le dan un aspecto poco armónico. Algo que en la infancia no es un problema, pues da un aspecto de mejillas rellenas, pero que en la vida adulta siguen persistiendo (siendo más prominentes en algunas personas), dándole al rostro una apariencia más redondeada. Es ahí donde entra en juego la cirugía estética, que plantea la intervención bautizada bichectomía como alternativa. Consiste en su extirpación por parte de un cirujano cualificado, con la finalidad de lograr un efecto de rejuvenecimiento del rostro, por medio de una técnica que se realiza con anestesia local y a través del interior de la cavidad oral, con un objetivo claro: que no quede ninguna cicatriz visible. Según la doctora Carla Barber, “el objetivo de la extracción de las bolas de Bichat es reducir el ancho de las mejillas, destacar los pómulos y afinar la cara”. Además se trata de “un procedimiento muy sencillo que dura aproximadamente 30 minutos y se realiza a través de una pequeña incisión, de apenas 1,5 cm, aproximadamente, en el lado interno de cada una de las mejillas”.