El Tejido cicatricial puede ser eliminado por resección, cubierto mediante la regeneración de la piel de alrededor o sustituido por otros tejidos.
Si son poco importantes puede ser llevada a cabo la dermoabrasión de la superficie o el peeling con láser de CO2, para que la reepitelización cubra de alguna manera la superficie visible y así disimularlas.
Cuando son de mayor tamaño, el tratamiento de elección consitirá en la resección, es decir, retirar el tejido cicatricial y suturarlas o juntar de nuevo los bordes.
Cuando esto es imposible caben dos alternativas:
Hacerlo en dos o más veces, de tal manera que la piel sana se va estirando lo suficiente como para poder eliminar por completo la separación de los bordes.
Colocar un expansor o bolsa de silicona debajo de la piel, que tiene una válvula por la que se va inyectando suero cada siete o 10 días. Al hinchar va distendiendo la piel hasta que la piel sobrante cubra la falta de tejido de la cicatriz.
Cuando su tamaño no permita la resección y aproximación de los bordes, hemos de recurrir a las técnicas de los injertos o de los colgajos.
En resumen, y como conclusión, es bueno tener presente que donde hay una cicatriz lo más que podemos hacer es rehacerla adecuadamente o bien disimularla, pero siempre habrá una cicatriz.
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