Si creías que el metrosexual era el culmen del cuidado estético masculino, estabas muy equivocado. La nueva generación de hombres de cuerpos moldeados por el deporte y que además se cuidan son conocidos como espornosexuales. Un término que mezcla las palabras sport y porn creado por el mismo periodista que acuó la palabra metrosexual.
Son la segunda generación de los metrosexuales, muy precocupados por su apariencia, pero no tanto por la forma de vestir sino por sus cuerpos, para lo cual pasan horas y horas haciendo ejercicio, esculpiendo sus abdominales, pectorales y cuádriceps, pero también en centros de belleza y peluquerías para ir peinados a la última moda, siguiendo als tendencias de sus ídolos del deporte. Lo cual no es extraño si pensamos que en la última década el deporte ha pasado a ser la principal fuente de inspiración en el mundo d ela moda y en la apariencia de los hombres.
En lo que respecta a la vestimenta, el espornosexual suele llevar prendas que hace tan sólo unos años nos habrían parecido inimaginables, con pantalones muy ajustados, finísimos tejidos y grandes escotes. Incluso la ropa que usan para ir al gimnasio sigue esta línea, con el objetivo de marcar más el cuerpo que que tanto tiempo invierten en moldear y en cuidar en base a dietas ricas en proteínas, hidratos y fibra. Aunque no se muestre explicitamente el cuerpo, la idea es sugerir lo que hay debajo de la ropa, especialmente los músculos, pero también los tatuajes, que se han convertido en otra de las aspiraciones de los espornosexuales, normalmente de grandes dimensiones y con diseños muy elaborados.
Así pues, todo lo que hacen está enfocado a mostrar una hipermasculinidad muy próxima a la de los superhéroes de los comics, a través de su imagen externa. Lo que resulta paradójico es que para alcanzar su meta, muchos siguen tendencias que hasta hace poco la mayor parte de consideraban propias de los hombres homosexuales. Aunque lo cierto es que no se trata de una novedad si pensamos que hace unos años ocurrió exactemente lo mismo con los pendientes, así como con los cosméticos y otros muchos elemenos estéticos que hoy les parecen muy masculinos y que se han colado de lleno en sus armarios.
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