La lipotransferencia es un procedimiento que consiste en usar la grasa del propio paciente para corregir defectos de nacimiento o adquiridos a través de la ciurgía estética, sin temor a que el cuerpo rechace un injerto. Una técnica mucho más segura e igual de eficaz que la convencional, sobre todo en casos de reconstrucción de mama o anormalidades faciales.
Un procedimiento que debe tenerse muy en cuenta a la hora de pasar por el quirófano. En los últimos años la cantidad de intervenciones de cirugía estética ha ido en aumento y, en muchas ocasiones, hay personas que se decantan por clínicas o médicos no certificados que no solamente pueden dar lugar a malos resultados, sino lo que es peor, podrían ocasionar la muerte del paciente. Y es que, muchas veces, se usan polímeros y plásticas que generan una enfermedad que da lugar a una reacción inmune que peude terminar por dañar los órganos y por ocasionar la muerte. En este sentido, la grasa es una excelente alternativa.
Entre el año 2000 y el año 2017 este tipo de procedimientos se han incrementado en casi un 200% porque la cirugía plástica ha ido quedando desplazada por otros tratamientos y técnicas menos invasivas. La lipotrasnaferencia lo que hace es quitar la grasa de determinadas zonas del cuerpo donde sobra e inyectarla en otros lugares, como pueden ser los pechos, los rellenos faciales o los glúteos.
Pero la lipotransferencia no solamente es menos invasiva y ayuda a que el cuerpo no lo rechace, sino que además mejora el grosor de la piel, lo que hace que la colocación de los implantes resulte más sencilla. Eso sí, se trata de un procedimiento que debe ser realizado siempre por un profesional certificado para no poner en riesgo la vida del paciente. Cuando se hace de manera adecuada es una técnica completamente segura, aunque como toda intervención de ciurgía estética siempre tiene sus riesgos.
Además, hay que tener en cuenta que no todas las personas son aptas para este tipo de técnicas. Por eso, antes de pasar por el quirófano, el médico debe hacer una valoración preoperatoria para comprobar que no existen enfermedades como la hipertensión o la diabetes. Pero también es necesario valorar cada caso de manera personalizada para descartar riesgos.
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