Si hace unos años la cirugía estética era algo casi exclusivo de personas adineradas y de clase social alta, hoy con los avances en medicina y en nuevas tecnologías, es normal que personas de todo tipo pasen por el quirófano para hacerse algún retoque. Y, a raíz de ello, se ha puesto de moda regalar cirugía estética, sobre todo en Navidad. Muchas personas deciden optar por este tipo de regalos cuando tienen familiares o amigos cercanos que quieren someterse a una operación pero no se atreven a dar el paso o no cuentan con dinero suficiente. La cuestión es que esta tendencia está llegando muy lejos y ha convertido en un verdadero boom. Lo cual no tiene por que ser visto como un problema si la persona que recibe el regalo está de acuerdo y es totalmente consciente de lo que supone este tipo de intervenciones.
La lipoescultura y el aumento de pecho suelen ser las operaciones más demandadas. Además, hay tres momentos del año que suelen ser los preferidos por los pacientes. El primero es el mes de octubre y el segundo el de noviembre, cuando el sol brilla con menor intensidad y sus efectos sobre la cicatrización son menores. Y el tercero es después de navidad, ya que de esta forma el paciente puede llegar a Semena Santa totalmente recuperado y con las cicatrices en perfectas condiciones.
El perfil más frecuente de paciente es el de mujeres de entre 30 y 44 años. Sin embargo, también hay jóvenes que acuden a retocar su imagen y que piden a sus padres este tipo de operaciones debido a sus inseguridades. Y es que no existe una ley que prohíba la cirugía en menores siempre que los padres lo autorice. En algunos casos se trata de complejos que afectan pricológicamente al menor, como unas orejas demasiado grandes o despegadas. El problema es que hay otros “problemas” muchas veces tiene que ver con una percepción que ellos mismos se crean de sí mismos. Por eso, los expertos recomiendan que un menor no se someta a una cirugía estética hasta que haya alcanzado al edad adulta, pues este paso requiere de una madurez.
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