Cualquier persona que decide someterse a una operación de cirugía estética, piensa en mejorar o embellecer una parte de sus cara o su cuerpo que no gusta. En la actualidad, podemos encontrar operaciones de todo tipo. Desde las más tradicionales, como pecho, nariz o liposucción hasta otras más nuevas, como de ombligo o de hoyuelos. No obstante, hay que tener en cuenta que detrás de los buenos resultados de una intervención hay mucho más que un pecho firme o una piel sin arrugas. Los expertos en cirugía estética, además de conseguir los resultados esperados por el paciente, deben encargarse de que ningún órgano cercano a la zona operada sufra daños. Por ejemplo, si una rinoplastia no se lleva a cabo correctamente, el paciente podría sufrir problemas respiratorios.
De las miles de operaciones de cirugía plástica que se llevan a cabo cada año en España, el 16% están encaminadas a corregir desastres de intervenciones anteriores que han salido mal o donde los materiales usados eran de muy poca calidad. La mayor parte de ellas llevadas a cabo por profesionales médicos sin la titulación adecuada o en clínicas poco fiables.
Tanto la administración pública como la sociedades médicas y las asociaciones de pacientes denuncian el gran instrusismo que existe en este terreno, donde médicos sin formación específica sobre cirugía plástica llevan a cabo este tipo de operaciones. Hoy en día existen en nuestro país alrededor de 1.000 cirujanos titulados, pero se estima que entre 8.000 y 9.000 cirujanos realizan este tipo de intervenciones sin la titulación adecuada.
El problema de ponerse en manos de médicos no especialistas es el riesgo que se corre. Un profesional cualificado sabe perfectamente que tienen una responsabilidad enorme. Por lo general no se tocan órganos internos, por lo que es raro alterar el cuerpo, pero en casos como el que comentábamos antes, una operación de nariz, muchas veces no solamente se busca mejorar la zona a nivel estético, sino también funcional para que el paciente respire mejor, incluso aunque el paciente asegure que no tiene ningún problema. Se trata muchas veces de mejoras de prevención para evitar problemas respiratorios en uno años.
En cambio, si el paciente se pone en manos de profesionales no especializados, las posibilidades de que el resultado no se ajuste a lo que buscaba son muy altas. No es necesario someterse a una operación compleja. De hecho, muchas veces los desastres se dan en las intervenciones que, a priori, paracen más sencillas, como el aumento de pecho o la liposucción, que además son las más solicitadas. Al realizarse con tanta frecuencia, muchos aprovechar para sacarse un sobresueldo y acaban dejando muchos defectos por el camino, que deben ser corregidos posteriormente.
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