La abdominoplastia se caracteriza por ser una cirugía del abdomen con la que se extirpan tanto la grasa de esta zona, como el exceso de piel que queda al vaciar todo de tejido adiposo. De esta manera no sólo se reduce volumen, también se tonifica la zona y se refuerza la pared abdominal.

 

Uno de los contras más temidos y discutidos por los pacientes que se someten a esta intervención es la cicatriz que resulta tras la operación. Dicho de otra manera: la abdominoplastia deja una cicatriz, la cual permite la extirpación y extracción de la grasa sobrante, cuyo tamaño depende de cada paciente. 

La abdominoplastia se recomienda, sobre todo, a personas que, pese a tener una silueta saludable, se preocupan por los cúmulos de grasa que persisten en su zona abdominal. Esto lleva a que los pacientes más habituales sean mujeres que han tenido varios embarazos, personas maduras y personas que han perdido muchos kilos o que tienen cierto grado de obesidad.

 

Hay que decir que aquellas personas con muchos kilos acumulados o las futuras mamás deben posponer este tipo de intervenciones pues el tensado de los músculos abdominales puede desaparecer y deberán volver a operare.

La abdominoplastia consiste en una incisión larga y horizontal, de un extremo de la cadera a la otra por la zona superior del pubis. También se realiza una segunda incisión alrededor del ombligo con el objetivo de distanciarlos de los tejidos de su entorno. Esta intervención suele durar entre 2 y 4 horas, en función de la corrección necesaria para el paciente. 

En cambio, las también existentes y practicadas mini-abdominoplastia suele durar entre 1 y 2 horas. Este segundo tipo de abdominoplastia también se lleva a cabo mediante una incisión en la parte superior del pubis, pero no es necesaria la segunda incisión alrededor del ombligo.

 

En la mini-abdominoplastia se emplea una incisión mucho más pequeña, también encima del pubis, no siendo necesaria la incisión alrededor del ombligo , que en algunos casos puede ser descendido al estirar la piel.